sábado, 23 de julio de 2011

Walking

Dead

Ya hace mucho el mundo fue tomado por los zombies, los sobrevivientes al apocalipsis aún están aprendiendo a convivir con las nuevas y constantes amenazas. Un grupo de personas decidió asentarse en un balneario alejado; en ésta época del año nadie vive allí, y en todo buen manual de como sobrevivir a una epidemia de muertos vivientes se aconseja alejarse de las grandes urbes. Por mas que en los alrededores hay cómodas casas de veraneo el grupo decidió vivir en sus vehículos, eso hará mas fácil la huida; porque si algo han aprendido en este tiempo es que tarde o temprano siempre hay que huir.

Nuevos integrantes del grupo fueron encontrados en una de las casas de la zona. Se trata de tres hermanos, un varón de unos 18 años, una niña de 12 y el menor de no mas de 7. Los padres partieron hace unos días prometiendo volver; aún no lo hicieron y está claro que no lo harán. Cuando se unieron a los nómadas les aconsejaron no vivir más en la casa y ahora pasan los días frente a ella, en un viejo Mustang, uno de los autos de sus padres, el que no se llevaron. Los niños aprendieron rápido, los dos menores consiguen comida dando lástima entre los más generosos y contando falsas penas; el mayor nunca se aleja mucho del auto, lo está cuidando constantemente, no por el vehículo en si, sino porque en la aguantera y en el baúl guardan toda la reserva de comida.

La noche se acerca y alguien le hace saber al hermano mayor que habrá una fiesta organizada por un grupo de sobrevivientes más jóvenes en un boliche de la zona llamado THC. Dentro de este caótico y desolado nuevo mundo no le vendría nada mal un poco de diversión piensa. Enciende el Mustang, pone reversa y lo estaciona bajo el porche de entrada de la casa, aunque debido a su inexperiencia como conductor lo choca levemente contra una de las vigas de madera que lo sostienen; pensó que ahí estarían mas seguros sus hermanos mientras él estuviera ausente.

THC supo ser el mejor baile del verano, cada noche se llenaba de jóvenes veraneantes, pero como todo en este nuevo mundo, perdió su magia; tablones de madera cubren cada una de las ventanas, y por atrás de los tablones unos cortinados y algunos cartones sellan cada posible entrada (o salida) de luz. Los organizadores tomaron todas las precauciones necesarias para que desde afuera no se note el movimiento y la luz del interior, es sabido que eso atrae a los zombies, pero quizás también debieron ser precavidos con los decibelios de la música, que son fácilmente audibles desde unos cuantos metros antes de llegar. Ya en el lugar el adolescente (me gustaría ponerle un nombre para hacer mas fácil la redacción pero la verdad es que no lo sé) golpea la puerta, rápidamente lo hacen pasar y bloquean la entrada. Todos parecen divertirse en el interior, a pesar del lúgubre aspecto que le da al lugar la iluminación por velas y mantillas todos la pasan bien al ritmo de la música.

En el "campamento" una pareja, algo así como los líderes del grupo, nota la ausencia del mayor de los hermanos. Sin mucha necesidad de persuasión (por algo eran los líderes) logran que la niña indique a donde fue su hermano. Una fiesta era algo extremadamente peligroso, había que detenerla y allí van.

Al llegar a THC, armados con el arma mata-zombies por excelencia: escopetas, irrumpen de prisa en el lugar y obligan a detener la fiesta. Pero incluso en los sueños esto es predecible, llegan tarde; al detener la música escuchan el típico sonido gutural que nadie quiere escuchar durante un apocalipsis zombie. Luego todo es caos, adolescentes corriendo, otros siendo atrapados, disparos de escopeta de los únicos dos armados, entrañas... lo normal en estos casos.

La pareja y el dieciochoañero logran escapar hasta volver al campamento; la noticia no es de lo mejor, los zombies están muy cerca, hay que huir nuevamente. La procesión empieza, el hermano mayor conduce el viejo Mustang como nuevo integrante de la caravana sin rumbo. Al pasar cerca de un aeropuerto uno de los equipos del grupo detecta una señal wifi, es indicativo de que en la terminal aérea hay energía y probablemente comida, así que hacia allá van. Entran con cuidado, pero el lugar está vacío, no hay amenaza aparente. El hermano mayor lleva consigo una laptop con algo de batería aún, así que aprovecha el momento para entrar en internet y da una tranquilizadora noticia al resto del grupo: hay varios grupos de sobrevivientes con acceso a internet y están intentando comunicarse con otros sobrevivientes en todo el mundo.

Quizás algún día sueñe una segunda parte.